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LA COSMOGONIA EN LAS PINTURAS DE ARENA DE LOS NAVAJOS

"La opinión más ampliamente extendida entre los nativos americanos del suroeste es que la tierra es un ser viviente. Los Zuñi la consideran un pariente espiritual. Todo lo que forma el paisaje: los árboles, las rocas y las nubes, etc. (elementos que están presentes en las pinturas) están íntimamente relacionados. Los navajo, a este mundo en que vivimos, al cosmos, al planeta tierra, lo llaman "Hozho" que se traduce como equilibrio o armonía.
El enfermo, se considera que había dejado de mantener la armonía con el entorno, o tal vez había infringido las normas y práctica ceremoniales. De esta forma los rituales de las pinturas de arena tenían como fin restaurar la armonía entre el paciente y el mundo de los espíritus. Por tanto la armonía que se pretende restablecer se manifiesta en la armonía de la forma, y la idea abstracta (religiosa )se trae a presencia (transubstanciación) con la imagen armónica y tangible que proporciona el arte.
como diría Frazer, lo parecido llama a lo parecido. La armonía de la pintura llama a la armonía con el mundo (salud).
Para que esta magia sea efectiva se necesitan los poderes sobrenaturales, y de nuevo, la magia homeopática juega aquí su papel: entramos de lleno en el concepto de poder. El poder del chaman, que proviene del poder sobrenatural, se manifiesta en las pinturas por elementos concretos " poderosos " como son: rayos, truenos, flechas, que transmiten inmediatamente a la mente la idea de poder tangible (y real en la vida cotidiana).
Estos elementos como rayos y truenos y flechas son repetidos en el dibujo insistentemente y en un número muy elevado, de forma que se pretende que una gran acumulación de signos gráficos de elementos poderosos como el rayo por ejemplo, traiga mucho poder a la pintura.
Veamos ahora cómo son esos elementos de poder de que está formada la pintura de arena. Todos estos elementos están relacionados con lo sagrado. Algunos objetos y esencialmente representaciones de fenómenos naturales no puede ser reconocibles por nadie que no fuese guiado por un Navajo, como por ejemplo las nubes que aparecen geómetrizadas en forma de un triángulo encima de un rectángulo.
El borde que circunda los elementos de la pintura suele ser el arco iris o la guirnalda-espejismo. Este arco iris protege el dibujo por tres de sus lados, dejando el Este abierto (el Hogan tiene también siempre su entrada protegida por el este.) Esta abertura está siempre protegida por dos guardianes. Los antebrazos de las figuras así como las piernas, pueden llevar el símbolo de poder de la figura, como son armas de obsidiana o relámpagos. Hay un gran énfasis en cargar de símbolos de poder a las figuras, con decenas de flechas en cada mano, o el relámpago dibujado en sus brazos y piernas muchas veces. Esta idea de poder por repetición es muy importante.
Muy común en las pinturas de arena, es que los personajes tenga la cara dividida en bandas de colores. Con una raya amarilla cruzando la boca, otra banda cruzando por la nariz, una banda negra cruzando por los ojos y una blanca en la frente. Este es el símbolo de la casa del Sol, y por supuesto es otro signo de poder.
Como hemos visto, los navajo consideran un ser viviente a la tierra y a todo lo que en ella brota o se mueve: La llaman armonía (Hozho ) y esta naturaleza, es la red en la que está inmerso el indigena y de la cual forma parte. Por tanto la idea de armonía con la naturaleza es primordial, ya que nuestra conexión con ella es total.
Por tanto el asunto trascendente es esta red (la naturaleza) y se hace visible esta red en la pintura de arena. Esa red es sagrada y somos sagrados en función de ella. O dicho de otra forma, esa red es armónica y somos armónicos en función de ella. Por tanto en función de esa red (y de traerla a presencia en la pintura de arena) recobramos la armonía (curación).
Es por ésta conexión que la pintura es sagrada. Es una imagen sagrada, se ha convertido en algo trascendente.
Las coincidencias entre las pinturas de arena de los Navajo y los mandadas tibetanos ya son descritos por Mircea Eliade en " mito y realidad ". Eliade nos lo confirma : " en el ritual curativo de los Bhils hay un detalle particularmente interesante. El hechicero purifica el lugar que queda junto a la cama del enfermo, y con harina de maíz, dibuja un "mandol". En el interior del dibujo inserta la casa de los seres sobrenaturales y traza asimismo sus figuras... el término mismo de "mandol" relata su origen indio. Se trata, bien entendido, de un mandala, dibujo complicado que desempeña un importante papel en los ritos tántricos-tibetanos.
Pero el mandala es ante todo un " " imago mundi ": representa a la vez el cosmos en miniatura y el panteón de los dioses. Su construcción equivale a una recreación mágica del mundo. Por consiguiente el mago Bhil, al dibujar el "mandol" al pie del lecho del enfermo, repite la cosmogonía,... al quedar hecho, de un modo simbólico, contemporáneo de la creación del mundo, el enfermo se sumerge en la plenitud primordial, se deja penetrar por las fuerzas gigantescas que in illo tempore, han hecho posible la creación. No carece de interés recordar, a este propósito, que entre los Navaho, el mito cosmogonico, seguido del rito de emergencia de los primeros humanos del seno de la tierra, se recita sobre todo con ocasión de las curaciones o durante la iniciación de un chaman... La ceremonia comporta igualmente la ejecución de complejos dibujos sobre la arena... estos dibujos (que recuerdan extraordinariamente a los mandadas indo- tibetanos) actualizan uno tras otro los acontecimientos que tuvieron lugar en los tiempos míticos".
Yo destacaría aquí la definición del mandala como "imago mundi", y cómo las pinturas navajo representan el mundo, la armonía de este y la pretensión de devolver la armonía al paciente.
La cosmogonía como armonía, por tanto es evidente en estos casos del mandala y de las pinturas de arena navajo. Pero a este respecto Mircea Eliade nos brinda otro párrafo que corrobora lo que yo había escrito más arriba: " ...se comprende por qué este mito goza de tanto prestigio entre los polinesios. La cosmogonía es el modelo ejemplar de toda especie de " hacer ": no sólo porque el cosmos es el arquetipo ideal, a la vez, de toda situación creadora y de toda creación, sino también porque el cosmos es una obra divina. Ésta, pues, santificado en su propia estructura. Por extensión todo lo que es perfecto, " pleno ", armonioso, fértil, en una palabra: todo lo que está " cosmificado", todo lo que se parece a un cosmos, es sagrado" .
Así pues, veo contrastado con otros autores la idea que yo apuntaba del dibujo de arena de los navajo a como imagen del mundo, de la armonía, del propio "Hozho", como lo denominan los navajo, que impregna las pinturas, y que se pretende transmitir al paciente. Las pinturas de arena Navajo, en cuanto cosmogonía, aluden intrínseca y directamente a a la armonía, a una "cosmificación": por medio de la ejecución pictórica del cosmos o red sacralizada con la que el indígena se siente espiritualmente unido, se reestablece la armonia o salud del enfermo o de la comunidad.

 

 
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